Yael Rashlin se aferra a sus prácticas judías, pero como mujer transexual en Israel, lucha por encontrar aceptación en su comunidad ortodoxa, un sentimiento exacerbado por el nuevo gobierno de derechas del país.
Junto con su pareja, Rashlin está ocupada luchando con montones de ropa y juguetes que fueron esparcidos por sus hijos, antes del día de descanso del Shabat.
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Yael Rashlin (dcha.), una mujer transexual, posa para una foto con su pareja Hadar y sus hijos Yarden y Hillel.
(AFP)
"Ya no puedo rezar al mismo Dios que las personas que hoy están tratando de destruir mi comunidad y destruir nuestras vidas", comentó, refiriéndose a la agenda anti-LGBTQ propugnada por algunos miembros del gabinete.
Rashlin se sometió a una transición que incluyó el cambio de nombre de pila y de vestimenta. Pero, a diferencia de otras mujeres ortodoxas, hace poco decidió dejar de cubrirse el pelo para distanciarse de la comunidad. "Las parejas religiosas (heterosexuales) pueden ir por la calle de la mano, pero si llevo el pañuelo en la cabeza, no puedo darle la mano de otra mujer porque plantea dudas", afirmó.
Esta mujer, ingeniera informática de 43 años, dejó de llevar el pañuelo hace unos meses porque le molestaban las miradas y los comentarios de la gente de su comunidad.
Israel tiene la legislación LGBTQ más progresista de Medio Oriente y en la última década hubo más apertura sobre las relaciones entre personas del mismo sexo, incluso entre los religiosos. Pero las discusiones en torno a las identidades de género siguen siendo tabú en la comunidad ortodoxa, y la inquietud creció entre las personas LGBTQ+ desde que el gobierno tomó posesión a finales de diciembre.
Rashlin y su esposa Hadar celebraron hace años una ceremonia matrimonial en Israel que no fue reconocida por las autoridades religiosas ni por el Estado. La celebración de matrimonios entre personas del mismo sexo está prohibida en el país, que en cambio reconoce legalmente las uniones de este tipo oficiadas en el extranjero.
"El precio a pagar se volvió demasiado alto para gestionar este conflicto entre ser una pareja LGBTQ y formar parte de la comunidad ortodoxa", declaró Hadar Rashlin, de 30 años.
Riesgo de suicidio
En todo Israel, el 40% de la comunidad transexual intentó suicidarse, según un informe del Ministerio de Sanidad de 2020. Esta cifra es aún mayor entre la comunidad ortodoxa, según Rotem Sorek, director de la asociación Maavarim de apoyo a los transexuales.
"Su angustia es aún mayor. A menudo tienen que enfrentarse al rechazo no sólo de sus seres queridos, sino también de su comunidad. Por eso corren aún más peligro", sostuvo. La situación preocupa especialmente a Benny Lau, rabino ortodoxo que durante años apoyó a los judíos homosexuales y en ocasiones se encontró con transexuales.
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Shani Armon, una mujer transgénero ortodoxa, posa para un retrato en su casa de la ciudad de Modiin, en el centro de Israel.
(AFP)
"Todo ser humano tiene la obligación de intentar ayudar a otro ser humano a vivir", dijo Lau. "Cuando llevas el papel de rabino, de líder, debes cuidar la vida de cada individuo", continuó, subrayando que el deber más importante en la ley judía es proteger la vida.
"Hay muchos hombres de religión y alumnos de la Torá que reaccionan con miedo o con profunda objeción a todo este fenómeno de los transexuales", agrega. Lau recuerda haber escrito una carta para una mujer transexual confirmando su identidad para que fuera aceptada en la sección femenina de su sinagoga, ya que los lugares de culto están segregados en las comunidades ortodoxas.
"La hostilidad de la mayoría de los rabinos hacia las identidades transgénero forma parte de su batalla más amplia contra la modernidad", planteó Lau, quien sostiene que la ley judía, que "está sujeta a interpretación y se pueden encontrar muchas justificaciones para las diferentes identidades".
Hostilidad de los ministros
El enfoque liberal de Lau es opuesto a las posturas mantenidas por algunos legisladores israelíes recién elegidos, especialmente los que forman parte del gobierno que tomó posesión en diciembre. El ministro de Economía, Bezalel Smotrich, y su compañero de coalición, Avi Maoz, viceministro del gabinete del Primer Ministro, expresaron vehementemente sus opiniones contrarias al colectivo LGBTQ.
Shani Armon, otra mujer transgénero ortodoxa, manifestó: "No creo que inmediatamente haya leyes anti-LGBTQ, pero más que las leyes, me preocupa el trabajo diario del gobierno". Ingeniera informática, esta joven de 29 años teme "una reducción de los presupuestos para los centros de ayuda a las personas LGBTQ".
Reflexionando sobre la nueva coalición, Yael Rashlin afirmó que se planteó "abandonar Israel si la situación se vuelve realmente imposible".
"¿Por qué es realmente tan difícil?", se preguntó sobre la incapacidad de su comunidad para aceptar su identidad. "¿Por qué se nos considera un hueso en la garganta?", cerró.
