En las últimas semanas se registraron al menos 12 casos de reinfección de coronavirus en todo el mundo, pero según las últimas investigaciones se trata de episodios inusuales: nuevos estudios demuestran que el COVID-19 provoca una inmunidad prolongada.
Un informe publicado por la revista Immunity asegura que los anticuerpos neutralizantes duran entre cinco y siete meses después de la infección con el virus. E investigadores de la Universidad de Arizona sostienen que, si el virus se comporta de manera similar, es posible que brinde protección durante al menos dos años.
Otras investigaciones acompañan estas hipótesis. Médicos de un hospital de Massachusetts investigaron a 343 pacientes con coronavirus, la mayoría de ellos recuperados de síntomas graves, y encontraron que estas personas presentaban altos niveles de anticuerpos IgG hasta cuatro meses después de la infección.
Los profesionales detectaron que otros tipos de anticuerpos desaparecen con mayor facilidad, como el IgM que se desarrolla tras la enfermedad, pero los IgG permanecen durante mucho tiempo y son los que garantizarían la protección a largo plazo.
¿Qué diferencia hay entre unos anticuerpos y otros? El anticuerpo IgM es el que se activa para combatir el área en donde habita el virus. Pero aproximadamente dos semanas después de la infección el cuerpo comienza a producir los anticuerpos IgG, que no solamente tienen capacidades neutralizantes sino que “tienen memoria” para reconocer al virus en una próxima intromisión e impedir que se desarrolle.
Citado por la revista Science Immunology, un tercer estudio realizado en Canadá demuestra que los anticuerpos IgG permanecen en los cuerpos en niveles altos hasta 115 días después de la aparición de los síntomas de COVID-19.