Ejercicio
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Mantener la salud de los huesos debe ser una prioridad en la vejez.

Dietas a una edad avanzada: ¿Un peligro para la salud?

Una investigación ha demostrado que adelgazar en la vejez puede llevar a una menor densidad de los huesos. Pero hacer ejercicios con pesas puede ser beneficioso.

Ynet - Adaptado por Beatriz Oberlander |
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Desde hace mucho tiempo se sabe que engordar perjudica la salud. Entre otras cosas, aumenta el riesgo de hipertensión y de tener niveles altos de colesterol, lo que se asocia con problemas como infartos, diabetes, artritis y complicaciones en el embarazo. Por lo tanto, adelgazar tiene muchas ventajas y beneficios.
Pero la pérdida de peso también tiene inconvenientes, y se ha demostrado que adelgazar sin el correspondiente control puede desembocar en una reducción de la masa magra. Es decir, de los tejidos del organismo que no tienen grasa, como los músculos. También puede reducir la densidad de los huesos.
Estudios sobre la relación entre el peso y la salud de los huesos muestran resultados diversos y variados en niños y en adultos jóvenes. Se vio, por ejemplo, que cuanto más se pesa mayor es la densidad de los minerales en los huesos, lo que los hace más fuertes. Al mismo tiempo, se percibió que cuando se trata de un sobrepeso extremo, que se debe sobre todo a la masa grasa, los huesos en realidad tienden a ser más frágiles.
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Ancianos ejercicio
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Mantener la salud de los huesos debe ser una prioridad en la vejez.
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Pero resulta que en la tercera edad, la situación es diferente. Numerosos estudios muestran que la pérdida de peso en los adultos mayores o ancianos lleva a una reducción de la densidad de los huesos y un mayor riesgo de fracturas.
También los huesos adelgazan
Un estudio reciente publicado en la revista dedicada a la obesidad, Obesity Research Journal, examinó el efecto de la pérdida de peso en la densidad cambiante de los huesos y en su estructura interna (microarquitectura). En la investigación participaron 77 personas con una edad promedio de 67 años, que tenían sobrepeso antes del comienzo de la investigación y que adelgazaron durante 18 meses cambiando la alimentación y haciendo ejercicio físico. Un tercio de los participantes sólo hicieron dieta, otro tercio la combinó con ejercicios aeróbicos y un tercio adicional hizo dieta combinada con ejercicios para fortalecer los músculos.
Al comienzo del estudio, y un año después de que terminara, los investigadores examinaron el estado de los huesos en lo que respecta a su densidad y su microarquitectura.
Los resultaron mostraron, como era previsible, que los participantes que hicieron ejercicio perdieron más masa grasa que sus compañeros del tercer grupo. Además, la actividad física influyó en el tipo de adelgazamiento: los miembros del grupo que se dedicó a ejercicios de fuerza perdieron menos masa magra que quienes hicieron ejercicios aeróbicos. En cuanto a los huesos, en todos los grupos la densidad del fémur se redujo significativamente -alrededor de un 2%- al cabo de los meses que duró el estudio, y no hubo cambios significativos en la microarquitectura ósea.
Pesas para los huesos
Un año después, se volvió a examinar lo que había sucedido. Esta vez, los investigadores clasificaron a los participantes entre quienes mantuvieron su peso a lo largo de un año y aquellos que volvieron a engordar. En ambos grupos se vio que la densidad del fémur se siguió reduciendo, y que su microarquitectura se deterioró, pero con la diferencia que en los participantes que volvieron a engordar la densidad de los huesos se redujo menos.
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Los ejercicios con pesas pueden causar menos daño a la salud de los huesos.
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Cuando analizaron los datos recogidos al final del proceso de investigación y un año después, los investigadores llegaron a la conclusión de que la pérdida de peso total al parecer influyó en la densidad de los huesos. Sin embargo, la estructura de los huesos parecía ser mejor cuando se observaba una reducción de grasa, en comparación con una reducción de la masa magra.
Los resultados del estudio se suman a otras investigaciones que demostraron que la pérdida ósea continúa aún después de que se deja de adelgazar. En los resultados se destaca la importancia de adelgazar de manera controlada, así como de encontrar y aplicar un plan de adelgazamiento centrado en reducir la grasa, sin dañar la masa de los demás tejidos del organismo, a fin de evitar daños a los huesos y a otros tejidos. Los resultados sugieren asimismo que combinar la dieta con ejercicios -también de fuerza- es menos dañino para la masa magra y para la salud de los huesos.
Pero es necesario seguir investigando la cuestión. Nuevos estudios deberán explorar otras formas de adelgazar, teniendo en cuenta el deterioro natural de la calidad de los huesos que se produce a una edad avanzada, y descifrar los mecanismos biológicos involucrados en la modificación del peso y en los cambios del estado de los huesos.
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