En medio de la quinta ola de infecciones, Israel se convirtió en el primer país del mundo en aplicar una cuarta inyección de la vacuna contra el coronavirus.
Pero algunos expertos advierten que administrar vacunas con demasiada frecuencia podría reducir la capacidad del sistema inmunitario para hacer frente a futuras variantes.
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El ministro de Economía, Avigdor Liberman, recibe su cuarta inyección de coronavirus.
(Ynet)
"Cuando uno se expone a una vacuna, durante la respuesta inmunitaria, el sistema genera células muy especializadas y específicas que se denominan células de memoria. Pero al mismo tiempo, mantienen un compartimento flexible de células que pueden modificar su especificidad"
Doron Melamed, profesor de inmunología en Technion
El 2 de enero, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, explicó que el país comenzaría a administrar una cuarta dosis de la vacuna a los residentes que corren un alto riesgo de enfermedad grave o muerte por COVID-19, incluidos los trabajadores sanitarios y los mayores de 60 años.
El Ministerio de Salud, en su página web, informó que debido a la propagación de la variante Ómicron y a los estudios que muestran que una disminución de la protección incluso entre las personas totalmente vacunadas, el director general del ministerio había "aceptado la recomendación de los expertos de administrar la cuarta dosis a las personas con mayor riesgo de enfermedad grave y muerte".
Pero los expertos no son unánimes en considerar la cuarta vacuna como una buena idea.
Doron Melamed, profesor de inmunología en el Technion, el Instituto de Tecnología de Israel en Haifa, explicó por qué demasiadas dosis de la vacuna podrían provocar la fatiga del sistema inmunitario.
"Cuando uno se expone a una vacuna, durante la respuesta inmunitaria, el sistema inmunitario genera células muy especializadas y específicas que se denominan células de memoria. Pero al mismo tiempo, mantienen un compartimento flexible de células que pueden modificar su especificidad", aseveró.
"Cuando inmunizamos a las personas por cuarta vez con la misma vacuna y los mismos antígenos, reforzamos las células altamente específicas del sistema inmunitario a expensas de las flexibles. Esto puede llevar a una situación en la que es mucho más difícil responder a nuevas variantes"
Doron Melamed, profesor de inmunología en Technion
El profesor Melamed señaló que los virus mutan y evolucionan constantemente; no vuelven año tras año sin cambios. "Como en el caso de la gripe, cada año vemos un virus diferente", agregó.
"Es muy importante que se mantenga el compartimento flexible", contó Melamed, porque así se consigue la respuesta más eficaz al virus a medida que muta.
Cuando inmunizamos a las personas por cuarta vez con la misma vacuna y los mismos antígenos, explicó, reforzamos las células altamente específicas del sistema inmunitario a expensas de las flexibles. Esto puede llevar a una situación en la que es mucho más difícil responder a nuevas variantes; el sistema inmunitario se volvió tan altamente especializado que perdió su flexibilidad.
El profesor Melamed también dijo que, aunque esta teoría que explica la fatiga del sistema inmunitario no es universalmente aceptada, es cada vez más popular entre los epidemiólogos de todo el mundo, que concluyen que "la vacunación muy repetida puede ser perjudicial".
"Hay vacunas que nos ponemos una vez en la vida, y hay vacunas que tenemos que ponernos cada cinco años", contó el profesor. El calendario adecuado para la vacuna COVID-19 es "algo que hay que medir", sumó.
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Una enfermera se prepara para administrar la vacuna contra el coronavirus en Tel Aviv.
(AFP)
La profesora Ronit Calderón-Margalit, epidemióloga del Centro Médico Hadassah y profesora de la Universidad Hebrea de Jerusalem, contó que aún no hay suficiente información sobre si la cuarta vacuna ayudará a detener la propagación del virus. "Creo que la decisión de administrarla se basó en el éxito de las anteriores inyecciones para evitar la propagación", declaró.
"Ganamos algo de tiempo -unas semanas- cerrando las fronteras antes de que la variante Ómicron empezara a extenderse", expresó Calderón-Margalit, "y creo que habría sido una buena opción utilizar ese tiempo para realizar estudios sobre la cuarta vacuna", agregó.
Dado que esta vacuna ya se suministró a ciertos ciudadanos, cree que "es responsabilidad del gobierno seguir observando a los que recibieron la cuarta vacuna".
Calderón-Margalit añadió que sería mucho más eficaz "invertir los esfuerzos en vacunar a quienes no recibieron las tres primeras vacunas en lugar de administrar la cuarta a las personas que ya recibieron las tres primeras". Esto, sin embargo, requeriría un esfuerzo mucho mayor, ya que los que no recibieron las tres primeras vacunas son aparentemente proclives a no vacunarse en absoluto.
El profesor concluyó: "Ganaríamos más vacunándolos que invirtiendo en una cuarta campaña de vacunación".
