Un año de profunda parálisis política, que incluyó tres elecciones, finalizó con un paso hacia adelante histórico: el acuerdo de normalización de relaciones con Emiratos Árabes Unidos y Bahrein.
Este notable logro, comparable a los tratados de paz con Egipto y Jordania, fue liderado por el primer ministro Benjamín Netanyahu quien merece el correspondiente crédito por ello, y al mismo tiempo provoca buenas noticias para el rol y el funcionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores del país.
Irónicamente, durante años el propio Netanyahu se ocupó de relegar el trabajo de este ministerio. Creó mecanismos alternativos que saltearon reiteradamente la función de la cancillería, los diplomáticos israelíes fueron relegados a las sombras, se los excluyó de todo proceso político relevante y fueron manejados por enviados de la residencia del primer ministro cuyo único propósito fue complacer a la pareja Netanyahu.
3 צפייה בגלריה
El año del calendario judío se cierra con un logro histórico: la normalización de relaciones con EAU y Bahrein.
(AFP)
Pero desde que Gabi Ashkenazi tomó el mando el espíritu profesional y el trabajo del ministerio revivió como el ave fénix. Es cierto que tanto Ashkenazi como Gantz, líderes de Kajol Labán y ministros muy relevantes en el gobierno, fueron excluidos de los acuerdos con los Emiratos y Netanyahu los comparó con iraníes que podrían haber boicoteado las gestiones.
Pero ambos, el canciller y quien se supone será primer ministro a fines de 2021, se tragaron el sapo e inmediatamente se subieron al carro de los acuerdos. Representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, encabezados por el director general Alon Ushpiz, se unieron a la delegación israelí que viajó a Abu Dhabi y desempeñó un papel clave en los contactos que derivaron en la formulación del acuerdo de paz.
Cuando asumió su cargo Ashkenazi señaló el sentimiento de “orgullo por la unidad” como un objetivo importante de su función. Así lo demostró cuando tomó la decisión de nombrar a Ushpiz, un veterano especialista que pertenece a la vieja guardia de diplomáticos. También acertó con el nombramiento de muchos embajadores profesionales y experimentados que habían sido congelados durante mucho tiempo. Y se ocupó de revalorizar el ministerio para que lidere procesos que en los últimos años se habían convertido en tarea del Consejo de Seguridad Nacional.
3 צפייה בגלריה
La política exterior israelí se benefició a partir del liderazgo de Gabi Ashkenazi.
(AFP)
Otro evento del año que fortaleció al Ministerio de Relaciones Exteriores fue el Foro Internacional del Holocausto que se realizó en Jerusalem, a 75 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz. Encabezada por el presidente Reuven Rivlin, en enero Israel experimentó un tráfico de líderes mundiales sin precedentes de 46 países, entre ellos el presidente ruso Vladimir Putin, su par francés Emmanuel Macron y el rey de España.
¿Qué más pasó este año? Donald Trump presentó el Acuerdo del Siglo, que tal como se esperaba los palestinos rechazaron antes de leer aunque sea una línea del programa de paz. En su vuelo de regreso desde Washington el primer ministro visitó por unas horas a Putin para sacar de la cárcel y traer a Israel a Naama Issachar, lo que terminó con meses de abuso a una ciudadana israelí cuyo único pecado fue olvidarse 9,5 grados de cannabis en una valija.
3 צפייה בגלריה
La liberación de Naama Issachar, presa durante meses en Rusia, fue uno de los hitos diplomáticos del año israelí.
(MCT)
La gran pregunta de la política exterior israelí es qué ocurrirá con las elecciones en Estados Unidos. Si Trump gana, no es descabellado imaginar que el tema de la anexión en Cisjordania resurja de alguna forma. Pero si gana Biden puede convertirse en un asunto zanjado.
Hay otro escenario en el que inclusive una derrota republicana podría derivar en un rápido movimiento de anexión antes de que Trump entregue el mando. Sería una especie de venganza por la decisión del expresidente Obama, quien antes de la asunción de Trump permitió que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución contra asentamientos judíos en áreas de la Autoridad Palestina.
