Se escucharon muchas opiniones políticas sobre la conferencia especial que brindó el jueves el primer ministro Benjamín Netanyahu sobre la crisis del coronavirus.
Justo antes de la apertura de su juicio penal, y tres días antes de que comiencen las consultas post electorales del presidente, en las cuales se espera que Benny Gantz reciba varias recomendaciones para ejercer el cargo de primer ministro, Netanyahu tomó la iniciativa, se refirió a una catástrofe que toca la sensibilidad de la ciudadanía e instó a Gantz a establecer un gobierno de emergencia. Inclusive lo llamó para invitarlo a una reunión esta noche.
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La propuesta de un gobierno de emergencia impulsada por Netanyahu también persigue intereses políticos
(Ynet)
De ninguna manera se puede criticar a Netanyahu por la forma en que aborda la crisis del coronavirus. Es innegable que los ciudadanos israelíes perciben que alguien está al mando de la situación. Mientras la Organización Mundial de la Salud emite mensajes preocupantes, los mercados caen bruscamente y el sistema educativo está parcialmente suspendido, Netanyahu se muestra como un líder confiable.
Pero lo profesional no puede separarse de lo político y del hecho de que Netanyahu advierte una oportunidad para solucionar su compleja situación. Tanto en Kajol Labán como en Avodá y Meretz comprenden la importancia de establecer un gobierno de emergencia, pero sienten como si una pesa de cinco toneladas hubiera aterrizado sobre sus cabezas. Si bien los niveles de sospechas sobre Netanyahu están en su punto más alto, estos eventos lo pueden ubicar en buena posición para liderar un gobierno con el bloque de derecha, tal como anhela desde un principio.
El jueves a la tarde, cuando bajó el polvo, en Kajol Labán comprendieron la situación: para evitar que el presidente Rivlin le entregue el mandato de gobierno a Gantz la próxima semana, Netanyahu creó una realidad basada en que es el primer ministro electo, y en beneficio de la ciudadanía le propone a Gantz una unión.
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En Kajol Labán entienden que esta maniobra política Gantz debe afrontarla con sumo cuidado
(Ynet)
Algunos sostienen que esta maniobra implica que Netanyahu saltea al presidente y se toma la atribución de formar un gobierno. Él dirige, convoca a conferencias, invita a Gantz y lo pone en una situación en la que una respuesta negativa lo convertiría en un enemigo del pueblo que se opone a la unidad. Y Gantz entiende que este juego debe jugarlo con cuidado, ya que cualquier error le costaría muy caro.
Desde Kajol Labán insisten en una reunión entre los equipos de negociación y hasta el momento no hay indicios claros de cómo se desarrollarán estas gestiones. Pero incluso si se establece un gobierno de unidad en condiciones a su favor, Gantz deberá lidiar con otro problema: no solo pone en riesgo el cumplimiento de su promesa electoral de no depender del apoyo de la Lista Árabe Conjunta, sino que también puede violar su palabra de no sentarse en una mesa de negociaciones con Netanyahu debido a sus causas judiciales.
