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Marcelo Wio
Gentileza

La contaminación

Opinión: segunda parte del artículo de Marcelo Wio en el que indaga cómo surge, se divulga y se instala el antisemitismo en la sociedad.

Marcelo Wio |
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Oh vosotros [judíos]… que fuisteis criados en el derramamiento de sangre - estáis destinados a la miseria y a la humillación. Oh hijos de Sion, la más malvada de las criaturas, oh simios salvajes, cerdos miserables -Jerusalem no es vuestro puesto, Jerusalem os rechaza. Jerusalem escupe tu suciedad. Para Jerusalem, vosotros, gente asquerosa, es una virgen pura. Jerusalem, gente sucia, es pura y limpia”. Extracto del poema recitado por una niña palestina durante la conferencia del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino celebrada el 29 de noviembre de 2018 en Gaza y transmitida por la cadena catarí Al-Jazeera.
El historiador Yuval Noah Harari mencionaba en su libro Sapiens: De animales a dioses que el temor a la contaminación no es una invención solo de sacerdotes y príncipes, sino que probablemente tiene sus raíces en los mecanismos de supervivencia biológica que hace que los humanos sientan una revulsión instintiva hacia los portadores potenciales de enfermedades. “De tal manera, si se desea mantener aislado a cualquier grupo humano, la mejor manera de hacerlo es convencer a todo el mundo de que estas personas son una fuente de contaminación”, explicaba Harari.
A saber quién fue el primero que descubrió que podía explotar este atavismo, y cómo hacerlo. Lo cierto es que el procedimiento se repitió ampliamente: la tenebrosa y tajante asociación de la idea de impureza, de mancha, a los judíos, que aún persiste, no como etiqueta, sino como una “realidad”, como “naturaleza” propia de dicho grupo de personas.
Así, el 16 de septiembre de 2015, y ante medios de comunicación palestinos, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, declaraba:
“La (mezquita) de Al-Aqsa es nuestra, y ellos (los judíos) no tienen derecho a contaminarla con sus sucios pies. No vamos a permitirlo y vamos a hacer todo lo que esté en nuestro poder para proteger a Jerusalem”. [Wafa (Agencia de noticias oficial palestina), 16 de septiembre 2015]
Y continuó diciendo o, más bien, incitando:
“Bendecimos cada gota de sangre que se ha derramado por Jerusalem, esta sangre es limpia y pura, es sangre derramada por Alá, Alá mediante. Cada Mártir (Shahid) alcanzará el Paraíso, y todo quien ha sido herido será recompensado por Dios”.
El discurso fue televisado 19 veces en 72 horas. Repetir, repetir. La sangre pura frente a la impura, frente a lo sucio.
Más recientemente, en septiembre de 2019, un prominente líder religioso palestino, el Gran Muftí de la Autoridad Palestina, Muhammad Hussein, se refería a la presencia judía en Jerusalem como “cáncer colonialista”.
En este sentido, el Ministro de Autoridades Locales de la Autoridad Palestina, Hussein Al-A’araj declaraba en diciembre de 2018, según daba a conocer Palestinian Media Watch:
“… debemos prestar atención a este flagelo [de las drogas] que se ha infiltrado en nuestra sociedad a través de la ocupación israelí, que se esfuerza por crear una situación de frustración, enfermedad y consecuencias económicas y sociales que disminuyen nuestra determinación y la realización de nuestro proyecto nacional”.
Es que, en palabras de un juez del sistema judicial islámico de la Autoridad Palestina en la televisión oficial de dicha autoridad (5 de octubre de 2018) “no hay corrupción global en la que ellos no estén detrás. No hay corrupción global que sus rabinos no permitieran”.
Y, claro, como el “cambio climático” ocupa ahora titulares mayestáticos, no podía pasarse por alto la oportunidad – porque la propaganda palestina utiliza todo lo que inflama la sensibilidad occidental para su estrategia de señalar, con el propósito de aislar, a Israel – de utilizar tema. De manera que el gobernador del distrito de Belén, Kamel Hamid, manifestaba en noviembre de 2018 que el Estado judío es “el mayor contaminador del medio ambiente en Palestina y en el mundo”.
La deshumanización de un grupo determinado de personas siempre encubre una intención genocida.
No en vano, en 2008, en el caso Bikindi, la Sala de Primera Instancia de la Corte Penal Internacional para Ruanda opinó que incluso el discurso de incitación al odio que no llama directamente a la violencia puede constituir persecución si llama al odio y a la discriminación, al violar el derecho al respeto por la dignidad de los miembros del grupo atacado como seres humanos.
La propia corte, en el caso Nahiman, manifestó que “es el potencial que tiene el mensaje de causar genocidio lo que lo convierte en incitación”.
Y es que todo lo recién expuesto “demanda” una “solución”. A ser posible, final, definitiva. ¿Podría ser de otra manera? Acaso, quién podría no desear que la humanidad se deshiciera de tal mal, de tal enfermedad, del agente que la corroe impidiendo su normal funcionamiento, su desarrollo saludable. Esta situación de lógico desenlace, de patente conclusión, es la que pretenden instalar los libelos, los estereotipos, la deshumanización del otro (del judío, en este caso) y la propaganda que los transmite machaconamente. Y la incitación pretende materializar ese consenso, conducirlo a una acción: la “solución”.
“El régimen sionista es un verdadero tumor canceroso en esta región que debe ser cortado– espetaba en 2012 el Ayatolá Jamenei –. Y definitivamente será cortado”.
Por su parte, la constitución de Fatah, describe su objetivo en el artículo XII, llamando a la “completa liberación de Palestina, y a la erradicación de la existencia económica, política, militar y cultural sionista”. Vamos, una solución definitiva.
Jibril Rajoub, Secretario General Adjunto del Comité Central de Fatah, jefe del Comité Olímpico Palestino y ex director de la Fuerza de Seguridad Preventiva en Cisjordania, expresaba en mayo de 2013 una forma de llevar a cabo ese fin:
“Juro que si tuviéramos una bomba nuclear la habríamos utilizado esta misma mañana”.
Fathi Hammad, alto cargo del grupo terrorista Hamas era más “realista”, más pragmático; proponiendo una solución “manual”, individual:
“Nuestros hermanos en el extranjero se están preparando aún. Están intentado prepararse. Están entrando en calor. Han estado entrando en calor durante año y medio. Oh, vosotros, los 7 millones de palestinos en el extranjero, ya es suficiente calentamiento. Tenéis judíos en todas partes y debemos atacar a todos los judíos del mundo – debemos masacrarlos y matarlos, si Dios lo permite. ¡Suficiente calentamiento!”
Mientras tanto, para Europa – que financia una nutrida red de organismos y ONG que promueven la hiperbólica imagen negativa de Isael (único estado judío) – parece ser este una suerte de antisemitismo proxy, a distancia, que continúa con su creación, que la conserva y legitima para cuando sea oportuno volver a practicarlo sin máscaras ni eufemismos.

Marcelo Wio
Analista y director adjunto de ReVista de Medio Oriente
First published: 17:11, 19.10.19
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