Karl Marx escribió que la historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. Sin mucho esfuerzo se puede establecer la conexión entre esta idea y lo sucedido con los históricos protagonistas de las industrias militares de Israel. El Estado judío tiene experiencia en situaciones en que la venta de armas es utilizada como un intento por mejorar las relaciones, pero se convierte en una amenaza para su seguridad.
Un ejemplo son los morteros Soltam de fabricación israelí. Fueron vendidos al Sah iraní Mohammad Reza Pahlavi y una década más tarde cayeron sobre las tropas de las Fuerzas de Seguridad de Israel (FDI) en el Líbano.
O los diversos misiles, drones y sistemas de inteligencia avanzados vendidos al ejército turco durante el período de amistad de los años 90, que hoy son propiedad de uno de los enemigos más hostiles de Israel y que sin duda los iraníes ya tuvieron oportunidad de conocer más de cerca.
Gracias a Dios, los planes para vender versiones especiales del tanque Merkava y el satélite espía de tipo Ofek no se cumplieron antes de que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, llegara al poder.
Vale mencionar aquí al sistema de cámaras de seguridad de fabricación israelí vendido a Dubai, que ayudó a identificar a aquellos que según la policía local, eran agentes del Mossad detrás del asesinato del líder militar de Hamás, Mahmoud al-Mabhouh, en una habitación de hotel en 2010.
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Sistema de seguridad de un hotel muestra a sospechosos del asesinato del líder militar de Hamás, Mahmoud al-Mabhouh, en Dubai en 2010.
(Policía de Dubai)
La oposición enfática de los funcionarios de defensa israelíes al plan del director del Mossad, Yossi Cohen, para vender armamento avanzado a los Emiratos Árabes Unidos, se basa en una visión clara de la dinámica de cambio constante en Medio Oriente.
El Ministerio de Defensa es el primer interesado en exportar sistemas de armas israelíes, fortalecer la industria de defensa y desarrollar nuevas generaciones de armamento para las FDI. El ministerio incluso recibe regalías por cada exportación de sistemas desarrollados con financiamiento estatal.
Los productos desarrollados por la industria de defensa israelí son algunos de los mejores del mundo, y es natural que los Emiratos Árabes Unidos los quieran para su propio ejército. Pero la reciente venta de los sistemas de defensa antimisiles Cúpula de Hierro y Rompevientos a EE.UU., los misiles Spike a Alemania, los satélites espías y los aviones de reconocimiento a Italia, los vehículos aéreos no tripulados a Suiza y los radares a la República Checa no son comparables con vender esos sistemas a un Estado musulmán del Golfo Pérsico, incluso si comparten un enemigo común como Irán.
El Ministerio de Defensa ya aprobó ventas anteriores de tecnología militar israelí a los Emiratos, aunque con sistemas no muy avanzados y bajo restricciones claras. Medio Oriente no es Europa, la experiencia ha demostrado que el aliado de hoy puede ser el archienemigo de mañana.
Incluso con el deseo de construir vínculos más estrechos con los Estados del Golfo y usar el dinero del petróleo para impulsar la economía israelí, el país debe considerar con cautela cualquier acuerdo de seguridad y saber cuándo decir no.