Ron Ben-Yishai
Ron Ben-Yishai, especialista en Israel y Medio Oriente.
Yair Sagi
Las FDI reforzaron la seguridad en las fronteras del norte y noreste.

La guerra silenciosa contra Irán y Hezbollah vale la pena

Análisis. La explosión de una instalación del proyecto nuclear iraní y el reciente bombardeo en Damasco generaron amenazas de represalias. ¿Se concretarán? ¿De qué manera? Costos y beneficios de las confrontaciones en estos dos frentes.

Ron Ben Yisahi - Adaptado por Tom Wichter |
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Es una buena noticia que el sistema de defensa y la sociedad israelí haya tomado en serio las recientes amenazas iraníes y de Hezbollah sobre posibles ataques en Israel.
En el frente iraní los temores crecieron en los últimos días debido a los últimos incendios y explosiones que ocurrieron en Irán, especialmente de la instalación de centrifugadoras de uranio enriquecido en Natanz. Estos episodios revelan la debilidad y desafían al gobierno ayatola, y es posible que con un objetivo reivindicatorio tanto el líder supremo Jamenei como el Consejo de Seguridad Nacional iraní apruebe que la Guardia Revolucionaria ensaye alguna respuesta contra Israel.
En cuanto a Hezbollah, el bombardeo del lunes en Damasco atribuido a la Fuerza Aérea de Israel, en el que fueron impactados cargamentos de armas traídos desde Irán y en el que murió un hombre del grupo terrorista libanés, desafía a Hasan Nasrallah de un modo similar que al líder supremo iraní: el secretario general de Hezbollah el año pasado había amenazado con responder a las operaciones israelíes que afecten los intereses del eje radical chiíta que auspicia Teherán. La advertencia respondía a posibles ataques israelíes en Líbano o Siria, especialmente si estos perjudicaban directamente a Hezbollah, tal como ocurrió en el inicio de la semana.
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Tanques de las FDI en el norte de Israel.
Tanques de las FDI en el norte de Israel.
Las FDI reforzaron la seguridad en las fronteras del norte y noreste.
(Michael Kremmer)
La experiencia indica que cuando la Guardia Revolucionaria promete venganza, la llevan adelante y en algunos casos de manera exitosa. Por eso las amenazas no deben subestimarse no solo dentro de las FDI, sino también en el Mosad, el Shin Bet y las agencias de inteligencia responsables de la seguridad de las instituciones israelíes en la diáspora.
Claro que para no despilfarrar recursos y prepararse de manera excesiva es importante que los servicios de inteligencia logren descubrir cuán inmediata serían estas represalias de Irán y Hezbollah, al mismo tiempo de evaluar dónde y en qué medida dañarán a Israel. Unas respuestas eficientes a estas preguntas mejorarán la preparación y determinarán las acciones de Israel: ¿Alcanzará con una adecuada respuesta diplomática? ¿O las FDI deberán intensificar su poder de disuasión?
Costos y beneficios
Otra evaluación que debe realizar el sistema de seguridad israelí es si las acciones encubiertas para frustrar a los enemigos del país valen el riesgo de estas posibles represalias. En ese sentido, informes de medios internacionales aseguran que tanto la explosión en Natanz como el bombardeo en Damasco fueron operaciones militares significativas.
La mencionada acción en Irán, atribuida al Mosad según las versiones internacionales, buscaba interrumpir el progreso del programa de armas nucleares de Teherán. El objetivo del operativo en Damasco, en tanto, buscó frenar el envío de armas de precisión iraníes hacia Hezbollah en Líbano y las milicias pro iraníes de Siria.
Por cierto, después de algunos días se puede estimar con alto grado de confianza que fuera del episodio en Natanz, los otros incendios y explosiones ocurridos recientemente en Irán no responden a iniciativas israelíes. En la República Islámica existen al menos cinco organizaciones clandestinas armadas que reciben un generoso apoyo de Arabia Saudita y la inteligencia estadounidense, un hecho conocido por las autoridades iraníes, y algunos de los incidentes también pueden ser el resultado combinado de una infraestructura deteriorada por la crisis del coronavirus junto a una gran ola de calor que afecta al país.
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Instalación nuclear de Natanz, Irán, después de la explosión.
Instalación nuclear de Natanz, Irán, después de la explosión.
De las recientes explosiones en Irán, la de Natanz es la única que podría haber sido provocada por Israel.
(AP)
Factores que frenan la amenaza
A la hora de evaluar la magnitud y el momento de las posibles represalias hacia Israel hay factores esperanzadores a tener en cuenta. Principalmente, la angustia económica y sanitaria derivada del coronavirus, y el aislamiento internacional que reduce considerablemente los recursos de Jamenei y Nasrallah. Ambos actores tienen muy limitado el apoyo internacional y económico como para desperdiciarlo en represalias, especialmente ante la posibilidad de que Israel responda de una manera devastadora y desproporcionadamente sería.
Hezbollah, por ejemplo, sabe que en este momento no contaría con el apoyo iraní para restaurar los posibles destrozos del sur libanés tal como ocurrió en 2006 tras la Segunda Guerra del Líbano. Y Siria es consciente que podría pagar un precio alto si la Guardia Revolucionaria iraní decide atacar desde la frontera siria hacia el norte israelí. Además, más allá del odio religioso e ideológico hacia Israel, el liderazgo de Irán reconoce y respeta la capacidad operativa de las FDI.
Otro factor que frenaría las intenciones de atacar a Israel es que tanto los iraníes como Hezbollah tienen intenciones de evitar confrontaciones violentas hasta fines de 2020 que desmejoren su imagen internacional.
El Consejo de Seguridad de la ONU está a punto de discutir el levantamiento del embargo de compra y venta de armas de Irán, que vence en octubre. Y las elecciones estadounidenses que se celebrarán en noviembre despiertan la expectativa de Beirut y Teherán, que hoy sufren las severas sanciones económicas de Estados Unidos. La esperanza de los chiítas es que si Trump no logra la reelección se puedan forjar acuerdos favorables con el nuevo gobierno de la Casa Blanca. Un conflicto en el sur libanés o una acción iraní contra Israel podría atentar contra las posibilidades de ese escenario tan esperado por Nasrallah y Rouhani, el presidente de la República Islámica.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Posiblemente Irán y Hezbollah no quieran arriesgar su imagen internacional antes de las elecciones en EE.UU., en vísperas de una posible derrota de Trump que les abra nuevas oportunidades.
(AP)
Por eso se estima probable que, en caso de existir, la respuesta a la explosión en Natanz atribuida al Mosad no sea inmediata y su impacto sea relativamente bajo, de manera tal que no comprometa internacionalmente a Irán y no avergüence a sus aliados en la ONU. Será alguna acción muy cuidadosa, y de ser posible que no deje rastros. Tal vez algún ataque cibernético o a algún objetivo fuera de territorio israelí. De hecho, recientemente el régimen islámico falló en sus intentos de atacar embajadas israelíes en uno o dos países diferentes.
Las advertencias también pueden desvanecerse con el tiempo. Decidir el objetivo de un ataque significativo, reunir la información de inteligencia necesaria y preparar a la fuerza que realizará la operación es una tarea que puede llevar meses o años. Tras el asesinato de Soleimani, por ejemplo, su sucesor en la Guardia Revolucionaria prometió venganza contra Estados Unidos e Israel, pero todavía no pudo cristalizarlo. Y mientras esa respuesta más demore en llegar, se perderá efecto para los objetivos iraníes.
En cuanto a Hezbollah, se esperan respuestas más inmediatas al operativo en Damasco, tal como ocurrió este viernes con un tiroteo registrado desde Siria hacia territorio israelí. Más allá de eso, es posible que el grupo terrorista guarde silencio y no se comprometa a acciones que puedan fracasar: no hay dudas de que Hezbollah aprendió la lección de lo que ocurrió el verano pasado en Avivim, cuando una promesa de venganza terminó en un ataque preventivo que implicó un fuerte golpe de prestigio. Probablemente ahora prefieran primero actuar y después hablar.
Las precauciones de Hezbollah también se deben a que ante una respuesta israelí mortal y destructiva se exacerben las críticas que el movimiento ya recibe dentro del Líbano, y que acusan a Nasrallah de los padecimientos físicos y económicos del país.
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El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah
La imagen de Nasrallah, secretario general de Hezbollah, está erosionada dentro de la sociedad libanesa.
(Ynet)
En Hezbollah también saben que generalmente las amenazas de Nasrallah provocan un efecto disuasorio en Israel y que es poco probable que las FDI hayan bombardeado en Damasco con el objetivo de matar a uno de sus hombres. Esa persona murió porque estaba cerca de una infraestructura militar iraní en un aeropuerto civil, se suponía que no debía estar allí y se desconocía su presencia. Así, por el carácter indirecto de este daño, es posible que no exista una acción concreta desde territorio libanés sino a través de sus agentes en el extranjero: Siria, Sudamérica o África.
De todas formas las FDI operan en las zonas fronterizas de Siria y Líbano con el objetivo de evitar una intromisión sorpresiva, disparos al territorio israelí, o ataques con misiles o morteros. Se supone, además, que Hezbollah intentaría atacar objetivos militares por temor a una gran respuesta en caso de afectar a civiles israelíes.
¿Israel debe insistir en sus acciones contra Irán y Hezbollah?
Más allá de las amenazas de represalias, no hay motivos aparentes para que las FDI y el Mosad cesen operaciones que lograron reducir considerablemente el arsenal de misiles y armamento de precisión, y que retrasaron la construcción de un frente activo iraní hacia Israel a través de Irak y Siria.
Además, si bien todavía es difícil evaluar hasta qué punto y por cuánto tiempo se afectó al proyecto de armas nucleares de los iraníes, es inobjetable que eventos como el de Natanz producen un efecto de disuasión en el régimen ayatola.
De esta manera el liderazgo político y de seguridad israelí gana un tiempo muy valioso para el fortalecimiento de las fronteras norte y noreste, que ayudarán a pagar con mucha menos sangre los costos de futuras guerras.
Tal vez lo que habría que evitar es la jactancia de los políticos sobre los logros del sistema de defensa, cuyas declaraciones desafían a los iraníes y a Hezbollah. Aunque para ellos la lucha contra Israel es muy difícil, estas provocaciones solo aumentan los deseos de venganza.
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Alí Jamenei, Hassan Nasrallah y Kasem Soleimani, jefe de las Fuerzas Quds iraníes,
Alí Jamenei, Hassan Nasrallah y Kasem Soleimani, jefe de las Fuerzas Quds iraníes,
Alí Jamenei, líder supremo de Irán; Hasan Nasrallah, referente de Hezbollah; y Qasem Soleimani, comandante de la Guardia Revolucionaria eliminado en enero por EE.UU.
(Ynet)
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