Los israelíes varados en Cuenca recibieron regalos de la comunidad judía local.
Seder de Pésaj.
Cortesía
La mesa de Pésaj y el Zoom preparado, una imagen repetida para muchos israelíes en 2020.

De varados a liberados: sus historias continúan

Hace un año cientos de israelíes estaban trabados en Sudamérica, sin saber cuándo y cómo volverían a casa. Esta vez celebrarán Pésaj en circunstancias muy diferentes: vacunados, en familia o, por qué no, todavía de viaje pero por decisión propia. Angustias, alegrías y reflexiones en vísperas de una verdadera "fiesta de la libertad". Exclusivo de Ynet Español.

Tom Wichter |
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La celebración del último Pésaj, a principios de 2020, fue el símbolo del inicio de la pandemia de coronavirus en Israel y las restricciones de circulación para evitar contagios. A su vez, tras una campaña de vacunación exitosa, este Pésaj en Israel se celebra como una verdadera “fiesta de la libertad”. Y no exclusivamente por el recuerdo bíblico del fin de la esclavitud del pueblo judío en Egipto, sino también por una lucha contra el COVID-19 que, aparentemente, ya superó sus días más difíciles.
El año pasado Ynet Español conversó con varios israelíes a los cuales el cierre de fronteras los dejó varados en distintos puntos de América Latina. Algunos de ellos celebraron Pésaj en compañía reducida, otros en la más absoluta soledad, pero en todos los casos el Seder tuvo un denominador común: la mesa se desplegó lejos de sus hogares.
¿Cómo continuaron esas historias? ¿Se vacunaron? ¿Los afectó la crisis económica israelí? ¿Cómo celebrarán Pésaj esta vez? Las respuestas fueron diversas, pero en todos ellos predominaron las sonrisas y la sensación de alivio.
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Los israelíes varados en Cuenca recibieron regalos de la comunidad judía local.
Los israelíes varados en Cuenca recibieron regalos de la comunidad judía local.
La mesa de Pésaj y el Zoom preparado, una imagen repetida para muchos israelíes en 2020.
(Cortesía)
Ohad, por ejemplo, tuvo que esperar hasta agosto para regresar junto a su familia a su casa de Rehovot. “Los vuelos se cancelaron uno tras otro”, recuerda sobre un desafío doble: además de conseguir pasajes desde Perú a Israel, debía obtener permisos especiales para trasladarse desde la ciudad de Cusco hasta el aeropuerto internacional de Lima.
El viaje de regreso duró 45 horas pero la aventura no terminó con el aterrizaje en Tel Aviv. “No fue fácil la llegada, después de mucho tiempo estábamos cerca de nuestros familiares y amigos pero igual no podíamos verlos, los chicos no podían volver a la escuela, y nos llevó dos meses encontrar trabajo”, relató el padre de dos hijos, de 10 y 4 años respectivamente.
En retrospectiva, Ohad destaca que “lo mejor de Israel es que todo el mundo está dispuesto a ayudarte y eso te hace sentir la seguridad de que todo va a estar bien”. También agradece la posibilidad de que, vacunación mediante, este fin de semana podrá celebrar Pésaj junto a sus padres. “El coronavirus nos enseñó a bajar la velocidad y estar más tiempo con la familia, ahora buscamos pasar más tiempo juntos”, reflexiona.
Angel, desde Afula, hoy recuerda como una anécdota la odisea que experimentó para llegar desde Mendoza, Argentina, hasta su casa en Israel: 1.100 kilómetros por tierra y 40 horas de vuelo. Tras ese camino, dejó atrás semanas de incertidumbre por una medicación que toma periódicamente y debían enviarle desde Israel, con todas las dificultades migratorias del caso.
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Angel Familia Pesaj
Angel Familia Pesaj
"Fuimos de los primeros en vacunarnos". Ángel, su familia y tiempo de reencuentros en el norte de Israel.
(Gentileza)
“Ahora estamos muy bien, vacunados desde hace dos meses, fuimos de los primeros”, cuenta junto a su esposa Estela, en plenos preparativos para la fiesta. “Este Seder vamos a ser una ´tribu´ de más de 30 personas”, agrega y ríe, en referencia a una convocatoria que incluye hijos, nietos y familia política.
Radicado en Israel hace muchos años, a Ángel no dejó de sorprenderle los estrictos controles que experimentó durante las dos semanas de aislamiento domiciliario, tras aterrizar en el país en mayo del año pasado. “Dos veces por día venía el ejército a chequear que estuviéramos en casa, nos llamaban y nos pedían que saliéramos al balcón para asegurarse de que estábamos adentro”, recuerda.
Aunque en su relato predomina la alegría, en su historia de regreso a la normalidad existe un lunar: Ángel debe desembolsar una gran suma de dinero al Estado de Israel por culpa del tiempo en que estuvo varado en Sudamérica. “Estuve afuera del país más de 30 días, que es el límite que permite el Estado para darme una ayuda que tengo autorizada, así que estoy pagando una suma muy grande en 18 cuotas”.
“Mi pasaje era anterior a los 30 días, me quedé en Argentina por una razón de fuerza mayor, pero mandé cartas y hablé con abogados y aparentemente no se puede hacer nada”, se lamenta, resignado, minutos antes de partir hacia el kibutz Ein Harod Ihud, en donde reside su hijo que oficiará de anfitrión del Seder.
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Tali Andrey
Tali Andrey
Tali y Andrey celebrarán Pésaj en Colombia.
(Gentileza)
El recorrido de Tali y Andrey, una pareja de israelíes que el inicio de la pandemia sorprendió en Ecuador, es bien diferente: el viaje de ellos continúa a través de Experiencias Bleu, un proyecto autogestivo de difusión del turismo. Ambos levantarán sus copas de vino en Colombia.
“Estamos trabajando en un programa que busca ayudar a la reactivación del turismo y la difusión de las culturas locales. Muchos nos reconocen como los israelíes que hicieron un programa durante la pandemia y viajan por el mundo difundiendo destinos ecológicos y seguros”, cuenta Tali, lejos de su casa, pero por decisión propia y no porque el virus le impida volver.
Como viajeros experimentados que son, ambos entablaron lazos con la comunidad judía local y tendrán compañía para la celebración de Pésaj. “Otra vez vamos a estar lejos de la familia, pero ellos están orgullosos de que estemos haciendo algo que ayuda a los demás”, afirma Tali, y anticipa un pronto regreso a Israel: “Vamos a volver a casa con la alegría de haber difundido las culturas de muchas comunidades de Colombia y Ecuador.”
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