Lápida rota en el cementerio judío de Jartum, la capital de Sudán.
Lápida rota en el cementerio judío de Jartum, la capital de Sudán.
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Miembros de la familia de Mansur Israil, en Sudán.

Los descendientes de judíos de Sudán esperan conectarse con Israel

La comunidad judía en el país africano ya era una de las más pequeñas de la región, pero disminuyó aún más después de que aumentaran las tensiones por la creación del Estado de Israel. Sin embargo, los Acuerdos de Abraham ofrecen a los judíos sudaneses un acercamiento entre ambas naciones y la oportunidad de conectarse con sus orígenes.

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En el cementerio de un barrio popular de Jartum, la capital sudanesa, las lápidas que llevan inscripciones en hebreo están cubiertas por los escombros desde hace décadas, como si fueran testigos mudos de la larga y olvidada historia de los judíos sudaneses.
"Todo lo que nos queda de la comunidad judía es ese cementerio en ruinas, unas cuantas fotos viejas y los recuerdos", explica el farmacéutico Mansur Israil, habitante de Al Arda, antaño conocido como el "barrio judío" de Omdurman, ciudad gemela de Jartum, en la otra ribera del Nilo.
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Miembros de la familia de Mansour Israil, en Sudán.
Miembros de la familia de Mansour Israil, en Sudán.
Miembros de la familia de Mansur Israil, en Sudán.
(AFP)
En los años 1940 y 1950, en Sudán vivían unas 250 familias judías, según la historiadora británica Daisy Abboudi, quien también es descendiente de judíos sudaneses. Pero, tras la creación del Estado de Israel (1948) y las tensiones que le siguieron con el mundo árabe, la comunidad menguó enormemente.
Hermosos recuerdos
Israil, de 75 años y cuyo padre se convirtió al islam, cuenta con orgullo que su abuelo, un judío iraquí, emigró a Sudán. El farmacéutico conserva hermosos recuerdos de la época en la que Al Arda era un "barrio activo con muchos judíos pero también griegos y armenios", en el que "todo el mundo participaba en las celebraciones y las fiestas".
En 1956, la crisis de Suez, en la que el Reino Unido, Francia e Israel atacaron a Egipto para tomar el control del canal, precipitó el éxodo de los judíos, explica la historiadora. Y aunque Sudán obtuviera su independencia del condominio anglo-egipcio en 1956, las situaciones políticas de ambos países siguen estrechamente vinculadas.
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Mansour Israil, nieto de un judío iraquí que se estableció en Sudán y cuya familia se convirtió más tarde al Islam.
Mansour Israil, nieto de un judío iraquí que se estableció en Sudán y cuya familia se convirtió más tarde al Islam.
Mansur Israil, nieto de un judío iraquí que se estableció en Sudán y cuya familia se convirtió más tarde al Islam.
(AFP)
Sin embargo, el golpe fatal para los judíos sudaneses fue la Guerra de los Seis Días (1967), cuando Israel se apoderó de territorios árabes. Unas semanas después, Jartum acogió una cumbre árabe donde se anunció la resolución de los "tres noes": no a la paz, no al reconocimiento y no a la negociación con el Estado de Israel. Israil recuerda que incluso recibió "amenazas por teléfono a causa de [su] apellido".
Según Abboudi, la mayoría de los judíos se fueron de Sudán porque se dieron cuenta de que "no tenían ningún futuro" en el país. Incluso se exhumaron algunos cadáveres del cementerio, para trasladarlos a Israel. Además de a Israel, los judíos sudaneses emigraron sobre todo a Inglaterra y a Estados Unidos, explica.
Durante los 30 años del gobierno autoritario de Omar al Bashir, Sudán mantuvo una línea dura con Israel, pero desde su destitución, en 2019, el Ejecutivo intenta volver a la escena internacional.
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Lápidas semiderruidas en el pequeño cementerio judío de Jartum.
Lápidas semiderruidas en el pequeño cementerio judío de Jartum.
Lápidas semiderruidas en el pequeño cementerio judío de Jartum.
(AFP)
El año pasado, Jartum acercó posiciones con Washington y aceptó normalizar sus relaciones diplomáticas con Israel, a cambio de que Estados Unidos levantara las sanciones contra Sudán.
Obstáculos
Sin embargo, los "Acuerdos de Abraham", firmados en enero por Sudán e Israel, solo entrarán en vigor cuando el Parlamento sudanés los ratifique. Un Parlamento que aún no se ha conformado. Este martes, el consejo de ministros aprobó un proyecto de ley para abolir el boicot de Israel.
Sin embargo, para lograr la "normalización", habrá que salvar varios "obstáculos", pues "mucha gente en Sudán continúa siendo reacia", matiza una sobrina de Israil, Salma, quien desea "reconectar con [sus] orígenes".
En enero, decenas de sudaneses quemaron banderas israelíes frente a la sede del gobierno de transición y en febrero, una conferencia sobre tolerancia religiosa en la que participó un rabino despertó una gran polémica.
Yossar Basha, otra sudanesa de origen judío, se "muere de ganas de que la normalización sea efectiva". "Estoy casi segura de que tenemos familia lejana en Tel Aviv o en otras partes de Israel", comenta.
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