Desde su modesto apartamento en Jerusalem, el ex espía convicto, Jonathan Pollard, está de luto por la muerte de su esposa Esther, que falleció a causa de complicaciones relacionadas con el coronavirus.
Mientras recibía a los visitantes que le ofrecieron sus condolencias, Pollard habló de su difunta esposa y de su larga lucha por su liberación de la cárcel donde cumplió una condena de décadas desde que fue arrestado por cargos de espionaje en 1987.
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Jonathan Pollard y su mujer, Esther, llegan a Israel en diciembre del 2020.
(Comité de Liberación de Pollard)
"No tengo ninguna duda de que su larga lucha por mi liberación fue a costa de su salud"
Jonathan Pollard, ex espía israelí
Pollard fue juzgado y condenado por espiar contra Estados Unidos para la inteligencia israelí en 1985 y cumplió una condena de 30 años de prisión a pesar de los repetidos intentos de primeros ministros israelíes de convencer a presidentes estadounidenses de que firmaran su liberación.
Salió de prisión bajo condiciones restrictivas de arresto domiciliario en 2015 y permaneció en Estados Unidos hasta que se levantaron todas las condenas en 2020. Él y su esposa Esther, con la que se casó en 1993 durante su encarcelamiento, llegaron a Israel en diciembre del 2020.
Esther estuvo luchando contra el cáncer y recibía tratamiento en Jerusalem, pero tras contraer coronavirus, su salud se deterioró y murió.
"No tengo ninguna duda de que su larga lucha por mi liberación fue a costa de su salud", aseguró, añadiendo que le quedaba poco tiempo para cuidarse. "Por eso le deberé una deferencia por el resto de mi vida", agregó.
Luego contó los incesantes esfuerzos de Esther y su campaña de defensa pública, que incluyó obligar a políticos de Israel a preguntarse si estaban haciendo todo lo posible para conseguir la liberación de su marido.
También aseguró que ella lo obligó a mirar en su pasado y ver las generaciones de judíos que siguió, muchos de ellos rabinos ortodoxos. Esto, explicó, fue la razón por la que se volcó en la religión.
Pollard aseveró que Esther no sólo luchó por su liberación de la cárcel, sino también por su percepción de sí mismo como judío de la diáspora, lo que finalmente le llevó a Israel "para vivir la vida de la verdad y según la voluntad de Dios", sumó.
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Pollard se quita la pulsera electrónica tras finalizar su período de libertad condicional.
La enfermedad de Esther impidió que la pareja recorriera lugares israelíes desde su regreso, pero se las arregló para visitar y entregar una biblia financiada por ellos, a lo que algunos llaman "la tumba de José" en la ciudad cisjordana de Nablus.
"Este fue un gran sueño que logramos cumplir", cerró.
