Utilizando punteros láser y bocinas ruidosas para atormentar a los colonos judíos del valle, los palestinos de Beita buscan diferenciarse de otros que se manifiestan contra la presencia israelí en Cisjordania.
Pero más allá de las nuevas tácticas para llamar la atención, los manifestantes de esta ciudad palestina cercana a Nablus insisten en que su campaña de varias semanas contra el asentamiento salvaje de Eviatar se distingue por otra razón.
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Alborotadores palestinos en Beita utilizan punteros láser durante una manifestación contra el puesto de avanzada de colonos israelíes de Eviatar.
(AFP)
"Aquí sólo hay una bandera: La de Palestina. No hay facciones"
Said Hamayel, residente de Beita
Lo describen como un "movimiento de base", no inspirado ni dirigido por los laicistas de Al Fatah, que controlan la Autoridad Palestina en Cisjordania, ni por sus rivales terroristas, Hamás, que dirige la Franja de Gaza.
"Aquí sólo hay una bandera: La de Palestina. No hay facciones", contó Said Hamayel a la AFP.
"Estamos haciendo desde abajo lo que los líderes palestinos no pueden hacer desde arriba", argumentó Hamayel, quien dijo que su hijo Mohammed, de 15 años, murió por disparos del ejército israelí en una revuelta a mediados de junio.
El ejército se defendió diciendo que abrió fuego para reprimir a los alborotadores que suponían una grave amenaza para las tropas.
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Las fuerzas israelíes disparan gas lacrimógeno mientras los palestinos en Beita se amotinan contra el puesto de avanzada.
(AFP)
"Estamos haciendo desde abajo lo que los líderes palestinos no pueden hacer desde arriba"
Said Hamayel, residente de Beita
Los disturbios de la protesta de Beita estallaron en mayo cuando un grupo de colonos de línea dura erigió una comunidad judía en la cima de una colina cercana.
Todos los asentamientos se consideran ilegales según el derecho internacional, pero Israel concedió autorización a este tipo de comunidades en toda Cisjordania, territorio que arrebató a Jordania durante la Guerra de los Seis Días de 1967.
Pero Eviatar se construyó sin la aprobación israelí y el gobierno llegó a un acuerdo con los colonos para su evacuación el 2 de julio, mientras estudiaba el terreno para evaluar la posibilidad de una eventual autorización.
Resistencia popular
Las tropas israelíes estacionadas en Eviatar desde que se marcharon los colonos se enfrentaron a continuos disturbios de protesta por parte de los habitantes de Beita, que son unos 12.500 y dicen que las tierras circundantes les pertenecen.
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Más allá de las tácticas para llamar la atención, los alborotadores de Beita insisten en que su campaña de semanas de duración contra el asentamiento salvaje de Eviatar se distingue por ser un movimiento de base.
(AFP)
Más de 700 palestinos resultaron heridos y al menos siete perdieron la vida desde que estallaron los disturbios en mayo, según el Ministerio de Salud palestino.
Hamayel, que sigue llorando la pérdida de su hijo, se mostró orgulloso de lo que denominó el "modelo" de Beita.
"Los israelíes quieren acabar con nuestra nueva forma de resistencia popular. Les da miedo".
Dijo que el movimiento Beita contrastaba con la AP, dirigida por el presidente Mahmud Abbas, de 86 años, que "no hace más que emitir declaraciones" denunciando la "ocupación israelí".
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Palestinos protestan con sus teléfonos en Beita contra el puesto de avanzada de Eviatar.
(AFP)
La política palestina está fracturada desde 2007, año en que Hamás se hizo con el control de Gaza después de que Al Fatah se negara a reconocer la victoria electoral de los islamistas.
A pesar de varios intentos de reconciliación, persiste la amarga acritud entre las facciones.
Al Fatah se mantiene atrincherado en Cisjordania, mientras que Hamás dirige Gaza, pero los expertos afirman que los acontecimientos ocurridos a principios de este año alteraron los sentimientos de los palestinos.
Abbas canceló las primeras elecciones palestinas programadas en 15 años, al tiempo que cobraban fuerza las concentraciones callejeras en apoyo de los palestinos que se enfrentan al desalojo israelí en la anexión de Jerusalem Este.
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Manifestantes palestinos se enfrentan a las fuerzas israelíes en las afueras de Beita.
(AFP)
"Por primera vez en años, los jóvenes ya no se veían a sí mismos como víctimas... había la sensación de que los palestinos no se limitaban a recibir el fuego y sentarse, sino que se levantaban y se ponían de pie"
Jalaa Abu Arab, periodista palestino
Con el aumento de las tensiones en la Ciudad Santa y en otros lugares, las fuerzas israelíes se enfrentaron a los palestinos en el recinto de la mezquita de Al-Aqsa de Jerusalem, el tercer lugar más sagrado del Islam.
El 10 de mayo, Hamás disparó cohetes contra Jerusalem, alegando su mandato de defender Al-Aqsa.
Tras el ataque con cohetes a Jerusalem se desató un conflicto entre Israel y Gaza que duró 11 días y en el que Hamás y otros grupos terroristas del enclave lanzaron miles de municiones contra el Estado judío, que golpeó a Gaza con cientos de ataques aéreos.
Causa común
El conflicto y los disturbios en Jerusalem Este reavivaron un sentimiento de causa común entre los jóvenes palestinos que trasciende la lealtad a Fatah o a Hamás, contó Jalaa Abu Arab, editor de 27 años del sitio de noticias palestino Dooz.
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Un alborotador palestino delante de unos neumáticos ardiendo durante los enfrentamientos con las fuerzas israelíes cerca de Beita.
(AFP)
"Por primera vez en años, los jóvenes ya no se veían a sí mismos como víctimas... había la sensación de que los palestinos no se limitaban a recibir el fuego y sentarse, sino que se levantaban y se ponían de pie", aseveró Abu Arab a la AFP.
Los jóvenes palestinos están hartos del "enfoque blando", pero eso no significa necesariamente que "estén a favor de Hamás", explicó.
Abu Arab se refirió a la muerte bajo custodia palestina de Nizar Banat, un destacado crítico de la AP, cuyo presunto asesinato por parte de las fuerzas de seguridad palestinas desató las protestas.
El ex primer ministro palestino Salam Fayyad calificó la situación actual de "sin precedentes".
"No sé lo lejos que estamos de convertirnos en una verdadera crisis. Puede que ya lo sea y debería ser considerada por los dirigentes como una crisis".
En declaraciones a un pequeño grupo de periodistas, pidió "un cambio de rumbo, empezando por escuchar a la gente, en particular a los jóvenes que están muy frustrados con la ocupación y las promesas de libertad que siguen sin cumplirse".
En un momento en que la reconciliación entre Hamás y Al Qaeda parece inalcanzable, y en el que las tan ansiadas elecciones se pospusieron indefinidamente, Hamayel sostuvo que el "modelo Beita" podría generar un cambio en todos los territorios palestinos.
"Hay problemas en la cima, pero aquí, en el terreno, los palestinos se unen", finalizó.
